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Bruma
80 cm x 100 cm Óleo sobre tela
Bruma captura la promesa de un nuevo día despertando en medio de suaves velos de neblina donde las flores emergen como sueños apenas recordados, suaves y etéreos en la luz temprana. Aquí, la bruma no oscurece, sino que suaviza, transformando cada pétalo y hoja en un tacto visual. Este cuadro es una meditación sobre la tranquilidad que se encuentra en los momentos suspendidos en el tiempo, esos breves segundos antes de que el mundo despierte por completo. En Bruma, hay una invitación a perderse, a dejarse llevar por la imaginación, a encontrar en los tonos sutiles y en los contornos borrados, una belleza que no necesita ser completamente revelada para ser sentida. Cada flor se convierte en un faro de lo posible, un recordatorio silencioso de que incluso en la ambigüedad, la vida se despliega con una gracia silenciosa y continua
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